Este libro es una celebración por partida doble: de la poesía japonesa y del precioso arte de traducir. Édgar Trevizo ha emprendido una tarea ingente para volcar al español las versiones inglesas de la poesía de Ono no Komachi e Izumi Shikibu. Lectura que supone, por otra parte, una prueba de fortaleza existencial en esta época particularmente aciaga, pues ¿qué somos sino “una pálida y verde bruma que flota sobre los lejanos campos”?
Las poetas de esta antología vivieron durante el periodo Heian (794-1185), sin embargo, a diferencia del Eclesiastés (“Generación va, y generación viene; mas la tierra siempre permanece”), que nos conmina a identificar la vanidad con cualquier aspiración a durar y permanecer, las poetas, con los ojos limpios, recogen los acontecimientos de la vida –su vida– y dejan constancia de ello en el papel. Propongo que las leamos como quien observa, sin más, la caída de la nieve.
Aquí una muestra de lo que encontrarás en él:
ONO NO KOMACHI
I
No es posible verlo
en esta noche sin luna.
Yazgo despierta, anhelando, ardiendo,
mis pechos encendidos,
el corazón en llamas.
II
Las cigarras cantan
al atardecer
en mi aldea de la montaña.
Esta noche nadie me visita
salvo el viento.
III
¿Es este amor sueño
o realidad?
¿Cómo saberlo
si realidad y sueño
existen sin deveras existir?
IZUMI SHIKIBU
I
Cuando el viento del otoño
sopla desde la montaña de Tokiwa,
mi cuerpo rebosa, como sonrojándose,
con el color y el aroma
de los pinos.
II
Hoy
nada en el mundo
es lo de siempre.
Esta es
la primera mañana.
III
Si aquel a quien tanto he esperado
llegara hoy, ¿qué hacer?
Esta mañana
la nieve sobre mi jardín es demasiado hermosa
para dejar que la manchen sus pisadas.
Hay quienes transitan el sendero del amor
Ono no Komachi e Izumi Shikibu